En el mundo existen miles de personas que no “creen” en Dios, los que se hacen llamar “ateos”, y otras que están en busca de la verdad, no creen en Dios, pero tampoco lo descartan; los que son llamados “agnósticos”. Esto ya existía en los tiempos de Jesús, quien nos dio principios espirituales para expandir su Palabra.
En el mundo existen miles de personas que no “creen” en Dios, los que se hacen llamar “ateos”, y otras que están en busca de la verdad, no creen en Dios, pero tampoco lo descartan; los que son llamados “agnósticos”. Esto ya existía en los tiempos de Jesús, quien nos dio principios espirituales para expandir su Palabra.
“Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. Romanos 1:20
La realidad y existencia de Dios en la complejidad del ser humano y la naturaleza ya nos muestra que existe un Dios.
“Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido”. Lucas 1:1-4. La obra, testimonios y elementos históricos muestran el gran amor de Jesús.
Él nos mandó a compartir este mensaje, y no podemos callar lo que hemos visto y oído. Ahora, ¿el que no cree o no quiere creer en, Él cómo hace? Quisiera responder esta pregunta con 5 principios espirituales que debemos tener en cuenta para compartir el evangelio a este mundo.
Es obra del Espíritu Santo convencer a la persona
Jesús dijo: “Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. Y cuando El venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. Juan 16:7-8.
Contale tu testimonio de vida con Dios a esa persona, lo que Él hizo en tu corazón; tal vez aceptará y hasta estará alegre contigo pero no necesariamente creerá el mensaje; pero es allí donde el Espíritu Santo trabajará en ese corazón. Hay un velo donde puede resplandecer esa luz de Jesús; es su Poder el que hará caer ese velo y esa persona podrá ver a Jesús, como ocurrió en tu vida. Tu parte es compartir el evangelio y orar por esa persona, la parte de Dios es la transformación espiritual.
Todos tenemos una medida de fe que Dios nos dio.
“Por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado”. Romanos 12:3
Cada ser humano cuenta con una medida de fe, y sabemos que sin fe es imposible agradar a Dios. Somos imagen y semejanza de El, y Jesús es el autor y consumador de la fe, por lo tanto la persona que estás evangelizando tiene una medida de fe, una necesidad de creer y buscar a su creador. El evangelio es totalmente compatible con cada persona en el mundo, es la necesidad del mundo recibirla y es la necesidad de la Iglesia compartirla.
La Palabra nunca volverá vacía
“Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. Isaías 55:11
Si hay algo que debés saber es que la Palabra tiene poder, es viva y eficaz y no vuelve vacía. Cada palabra que compartís con otros tiene un propósito eterno por la cual es enviada. También es importante entender que nada de lo que hacemos en Dios es en vano, nada. Compartí la semilla, otro la va a regar y Dios dará el crecimiento.
Conocimiento de la Palabra de Dios
“Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. 1 Pedro 3:15
Como hijos de Dios no hay nada más maravilloso que conocer a nuestro Padre celestial. A medida que más lo conocés, más contarás sus maravillas; y no solo eso, podrás defender -aclaro, no pelear o discutir sino defender- tu fe por medio del conocimiento que tendrás. Dios, en su Palabra, nos pidió que estemos listos y preparados para no caer en falsas doctrinas. El mundo tendrá sus dudas y a esas dudas Dios te las quiere revelar.
Jesús dio su vida por esa persona
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo el que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16
Jesús ama al ateo, agnóstico o religioso; en fin, ama al pecador. Él dio su vida por esta causa, para que todos los que crean en Él sean salvos. Acordate que el amor y gracia de Dios son también para esa persona que le niega, que hasta se podría burlar. Él aun piensa “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Dios espera que todos se arrepientan, es su voluntad y quiere usar tu vida, tu voz, tus acciones y ser un canal para expandir su amor a cada persona en este mundo, porque donde abundó el pecado sobreabundó su gracia.
Por Tito Servín | Líder juvenil
Gentileza Revista Somos Uno